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"La ARQuitectura degraciadamente es una forma de vida. Los ARQuitectos somos muy odiosos y criticones. Es que en el proceso creativo no existen las certezas. La vida del ARQuitecto es el ejercicio permanente de la duda. Entonces es muy doloroso, porque al final todo puede ser. Un problema no tiene solución, presenta muchas aristas. Es un modo muy apasionante que permite una visión de los problemas muy global. El ARQuitecto no es un experto en nada, pero sabe muchas cosas. La fortaleza de nuestro gremio es que somos muy ignorantes, pero es una ignorancia ilustrada: sabemos que somos ignorantes"
Juan Sabbagh, Premio Nacional de Arquitectura.
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